Un milagro es en sí un hecho simplemente natural en el cual se manifiesta el amor de Dios hacia los seres humanos. Hoy en día, como en los tiempos Bíblicos existen personas que para creer necesitan de un milagro.
Partiendo de la definición sencilla ya expuesta, a diario experimentamos milagros. Dios es nuestro hacedor y proveedor, su amor es constante y no es escaso, en nuestro diario vivir podemos experimentar los milagros, pero no como lo querían ver los Fariseos cuando le dijeron a Jesús “Muéstranos una señal del cielo y creeremos en ti” (Mat. 16:1).
Un milagro es un efecto perceptible a los sentidos que sobrepasa los poderes de la naturaleza y de todo ser creado. Es por lo tanto una acción que solo puede ser de Dios y tiene como fin dar testimonio de la verdad. Dios actúa gratuitamente por amor para dar un signo o mensaje al hombre y una llamada a la conversión. La creación está siempre bajo la guía providente de Dios. El generalmente realiza su obra valiéndose de las leyes que El mismo puso en la naturaleza, pero no está limitado a ellas.
Las Sagradas Escrituras, ya desde el Antiguo Testamento nos relatan muchos milagros (Moisés divide las aguas, Ex 14:21). Los más importantes son los que hizo Jesucristo. Sus milagros manifiestan que El es verdaderamente Dios, ya que los hacía con su propio poder. Debo decir queridos que en nosotros vive un Fariseo que en muchas ocasiones interiormente anhelamos ver de Jesús un milagro, como lo hizo en su tiempo, y aunque no somos tan valientes como ellos, para exteriorizar lo que sentimos, mantenemos nuestros deseos de ver una señal para aumentar nuestra fe en Dios. En una campaña que recientemente realice quede impactado por la forma moderna en que el Señor realiza los milagros.
Se dice con mucha razón que el mayor de los milagros que se puede producir, es la transformación de un ser humano al aceptar el evangelio de Jesús. Una Madre habla dice de su hija “he estado orando por ti toda mi vida y de repente esta joven se pone de pie y con muchas lagrimas en sus ojos le dice a su madre” hoy llego el día en que voy a entregar mi vida a Jesús y esa misma noche tuvimos el privilegio de Bautizarla , junto con otras seis personas mas, entre las cuales había una de ella por la cual se había orado durante cuarenta años y esa noche junto a su esposa este amigo también decide entrar su vida a Cristo.
Así es como cientos personas están entregando su vida a Jesús, mediante este instrumento milagroso de evangelismo que es Radio Amanecer Internacional, nos maravillamos de los reportes que recibimos de personas que nos escriben y testifican del milagro de su conversión y oramos a Dios para que uniendo esfuerzos y trabajando en la predicación, El Señor siga dándonos la alegría y la sorpresa a la vez de que estos milagros modernos continúen con mas frecuencia para gloria de nuestro Creador.
Escrito por: Juan Francisco Scroggins.
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